El cuerpo necesita movimiento y para poder moverse necesita de una buena alimentación.
Creemos que hacer ejercicio implica mucho esfuerzo y desgaste, además de mucho tiempo.
En esta vida moderna, donde las mujeres hacemos de todo, literal, de todo, solemos dejar el ejercicio para después, porque hay otras cosas más prioritarias como lo son el trabajo, porque debemos ser exitosas y muy buenas en lo que hacemos. Los hijos, si somos mamás, porque a pesar de seguir con nuestra vida profesional también debemos ser una mamá presente. El hogar y la familia, porque hay que hacerse cargo de la casa, la comida, el mercado, la mamá, el papá, los hermanos etc, etc. Y al final nos damos cuenta que no estamos dándonos tiempo a nosotras mismas.
El cuidado personal es uno de los más grandes aprendizajes que he tenido en mi vida. Hoy en día no negocio mis 30-45 min de ejercicio. El mundo se puede caer, pero me muevo, me ejercito por ese tiempo. Y cuando uno va a ver el mundo no se ha caído, todo sigue funcionando igual y nada pasa en esos 30-45 minutos que me dedico a mí.
Entender que el ejercicio, el movimiento debe ser parte del día a día, porque sin él nos empieza a doler todo, nos volvemos menos ágiles y a medida que pasa el tiempo nos sentimos más y más cansadas, y tenemos la creencia que con el ejercicio nos vamos a cansar más y sucede todo lo contrario, el ejercicio nos relaja, el ejercicio es la mejor medicina para cualquier cosa.
Además de no llevar una vida activa, no nos alimentamos bien. Vivimos de dieta en dieta, porque como no hay movimiento, empieza la constante preocupación de que vamos a subir de peso, nos vamos a engordar, y eso no aterroriza. Tenemos una lucha constante con nuestro cuerpo que para evitar engordar dejamos de comer y eso tiene muchas consecuencias en nuestra vida, en nuestro día a día. Nos cuesta movernos y le sacamos todas las disculpas posibles: que un entrenador es muy caro, que no tengo el tiempo, que no alcanzo y bueno…todas las disculpas posibles para sacarle el quite a tener más actividad. Pero eso sí, nos ofrecen un producto para bajar de peso y gastamos millonadas, nos dicen que hay un tratamiento que nos quita barriga y pagamos millonadas, para eso si hay tiempo y plata. Pero para hacer algún tipo de actividad, para eso no. Es raro, ¿verdad? Eso pasa porque queremos todo ya, vernos en un cuerpo escultural, sin hacer un mínimo esfuerzo, queremos un cuerpo escultural pero sin hacer nada. Sin cuidarnos. Y eso ¡no pasa!
Si entendiéramos que si llevamos una vida más activa, camináramos más, subiéramos escaleras, bailáramos, fuéramos al gimnasio, hiciéramos ejercicio en la casa, yoga, pilates mejor dicho, tuviéramos cualquier actividad mejoraría todo y podríamos alimentarnos tranquilamente. Hay que primero desaprender muchas cosas, entre ellas, que hacer ejercicio es extenuante y que necesito 2 horas para eso. No es necesario que te mates en un gimnasio o haciendo 2 horas de actividad física, con 20- 30 minutos al día, 3 veces a la semana, está perfecto. Es mejor que hagas 20-30 minutos a que no hagas nada. Empecemos a mirar el vaso medio lleno y no medio vacío.
La solución no está en dejar de comer, no es pasar hambre, no es hacer dietas absurdas, la solución no está en una pastilla mágica, la solución siempre será movernos más y mejor.
Una vez comiences a moverte, vas a empezar a notar como cambia todo, te sientes más enérgica, te sientes más conectada con tu cuerpo, te sientes mejor y además empiezas a notar todo lo que tu cuerpo te permite hacer y cambias la actitud que tienes hacía él, y por lo tanto tu alimentación empieza a mejorar, mejorando tu estado de ánimo, tu sueño, todo!
