Mi historia de transformación y Amor Propio

Mi historia de transformación y Amor Propio

por Karina Barragán

La vida ha sido absolutamente abundante conmigo, hoy estoy agradecida por cada experiencia que me han traído a ser la versión de mí que soy ahora.

Hoy entiendo, que mi historia de transformación, es una historia de amor propio, cuando descubrí que nadie iba a cuidar de mí misma cómo podría hacerlo yo y como quería hacerlo yo.

Por una gran parte de mi vida, hasta hace 10 años, fui una persona que seguía las reglas sin cuestionarlas o intentar de romperlas. Iba por el camino que me marcaban sin cuestionarlo, y aunque siempre pensé que era una persona fiel a mis ideales, muchos de ellos fueron comprados por el deber ser o estaba siempre dispuesta a adaptarme a la forma, estilo, ambiente o requerimientos del momento. Iba por el camino que me marcaban mis figuras de autoridad, padres, maestros, médicos, jefes. Claro que aprendí mucho en el camino y tuve grandes maestros, pero, nunca cuestioné o me pregunté quién era yo, o qué camino quería tomar, aunque pensaba que lo hacía.

Esto te lo digo ahora que soy consciente de ello, porque sin entender que lo hacía, siempre me adaptaba a las necesidades del momento, sin entender quién era yo, qué quería o qué necesitaba. En realidad  lo que yo quería, sentía o necesitaba en mi mente no era importante, porque era la forma en la que había aprendido a sobrevivir (sin ser consciente de lo que hacía para sobrevivir o sin entender que ese mensaje o interpretación estaba en mí). Esto para ser amada, aceptada y pertenecer. ¿De dónde nació todo esto? Hoy entiendo que comenzó en mi infancia. Yo era la mayor de mis hermanos, en una casa en donde se trabajaba duro para tener todo lo que teníamos y en donde ellos requerían más de lo que yo, en atención y en salud. En ese momento interpreté  que si yo era una niña buena, la que no daba problemas, la que no me enfermaba y la que sacaba notas impecables e incluso lo hacía todo sin pedir ayuda, iba a hacer a mis papás felices y por lo tanto iba a merecer su amor. Porque claro, ellos ya tenían suficiente carga con todo y yo no podía ser un problema más en su vida.

De lo que no era consciente, era que de esa programación a nivel subconsciente, hiciera que yo quisiera adaptarme para ser siempre la que no causa problemas o conflictos en cualquier escenario, y que esto me llevará a no decir las cosas, guardarme mis emociones, ser absolutamente guiada por mis figuras de autoridad y buscar el amor satisfaciendo o complaciendo a los demás, sobre todo a quienes amo, queriendo hacerlos feliz por encima de lo que quiero, me gusta, siento o soy, sin escuchar los mensajes de mi cuerpo incluyendo mis emociones, y siempre buscando validación externa.

Hasta que hubo un momento en mi vida que la olla de presión explotó. Mi cuerpo comenzó a gritar pidiendo auxilio. Primero en forma de mis emociones contenidas, que salieron a flote, no de la mejor manera. Me di cuenta que me había abandonado por querer hacer feliz a mi pareja, a quien amaba por encima de mí misma. No me había mirado a mí misma, y claro, el síntoma fue mi divorcio. Mi primer matrimonio llegó al final por quien yo había sido en esa relación, claro que permitiendo mucho porque nunca pedía lo que quería o necesitaba, aunque pensaba que lo hacía, en realidad me quedaba callada o prefería complacer o ceder para no dar problema. Ojo, esto no lo hacía de manera consciente, hoy puedo compartirlo así y de manera responsable y sin culpar al otro después de un proceso largo de transformación, coaching, terapia psicológica, y con terapeutas holísticos, que me han guiado para conocerme y entenderme, re interpretar mis emociones y los eventos, para poder mirarme y darme cuenta de que yo soy creadora de mi vida.

Mirarme a mí misma profundamente y conocerme, para amarme y tomar acción. Esa es la clave de mi transformación. 

En aquel momento, esas emociones contenidas sin transitarlas de manera saludable, ese aceptar todo lo que los médicos me recomendaban sin cuestionar, preguntar y entender cómo funcionaba en mi cuerpo y con mi condición, ponerme al límite con trabajo, estrés y queriendo ser perfecta, no estar consciente de lo que me alimentaba y lo que necesitaba mi cuerpo, todo eso me llevó a enfermarme.

Sí, yo tenía un diagnóstico de ovario poliquístico e hipotiroidismo desde los 18 años, pero nunca me había preguntado eso cómo me afectaba ni cómo podía minimizarlo, hasta ese punto donde mi cuerpo no dio más y a los 33 años, comencé a escuchar todas las señales de mi cuerpo, a entenderlas y atenderlas.

Por eso hoy miro a mi historia aprendiendo a mirarme a mí misma, hacerme responsable de mis emociones, mis hábitos, mis posibilidades, y observo que mi historia de transformación es una historia de amor propio. Y hoy lo que busco compartir de esa experiencia es que puedas aprender a mirarte, escucharte, saber cómo funciona tu cuerpo, tu mente y tus emociones para hacerte consciente de cómo todos tenemos ese poder de sanar desde nuestro interior, escuchando esa voz interna y con un hábito a la vez.

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