Muchas veces al escuchar la palabra Cáncer sentimos que es el fin de todo. Que no tenemos salida, sólo vemos una luz oscura. En mi caso las cosas fueron muy diferentes.
Aunque me llené de muchos miedos, sentí que debía buscar la razón por la cual tenía que pasar por esta prueba, sabía que si Dios estaba permitiendo que esto pasara era por algo y empecé a buscar lo positivo de esto. En este momento de mi vida mi hija tenía 4 años y sabía que tenía luchar para verla crecer y disfrutar de muchas aventuras juntas, también estaba mi esposo quien fue un apoyo en todo este proceso, él siempre mostró una actitud optimista y tenía mucha fe que Dios nos iba sacar victoriosos de esta prueba.
Después de varios exámenes buscando la procedencia de esta enfermedad y donde los resultados decían que no era nada genético decidí analizar varios aspectos de mi vida.
- La alimentación: realice un listado de todo lo que comía y empecé a darme cuenta que muchas de esas cosas no eran saludables, así que tomé la decisión de crear buenos hábitos alimenticios que incluyeran en la mayoría verduras y proteínas. Dejé de lado todos los lácteos y los embutidos.
- Productos de aseo de mi casa
- Mis ollas
- Productos que utilizaba en mi piel.
- Mi trabajo, que tanto tiempo le dedicaba cuanto estrés me generaba y me di cuenta de que estaba teniendo más importancia que mi propia familia, que los problemas los tomaba muy personales y me dejaba afectar demasiado lo cual aumentaba esos picos de estrés.
Pero bueno después de pasar por varios exámenes se identificó que tenía cáncer en el seno derecho, grado 2 estadio II de biología luminal B, es decir de alto riesgo.
Sientes que te hablan de cosas muy extrañas pero sabía que no podía perder la fe y que todo estaría bien. Entonces fue el momento de pasar por la primera cirugía extracción de la mamá derecha donde sabes que vas a perder una parte de tu cuerpo que te identifica como mujer, sin embargo lo más importante era estar con vida, sin pensar en lo estético, que de alguna forma te afecta y es donde se empiezan a ver los milagros de Dios y como él actúo por medio de los médicos, y me dejaron perfecta sin cicatrices que me hicieran sentir mal.
Después de eliminar todos los tumores de mi cuerpo tuve que enfrentar de nuevo una crisis al analizar el tumor salió que era de alto riesgo y que era necesario pasar por las quimioterapia. Fue un dilema muy grande saber que ya no tenías nada en tu cuerpo pero debía enfrentarme a un tratamiento tan fuerte donde sabías que traería muchas contraindicaciones, pero lo importante es que con todos los cuidados necesarios y la ayuda de Dios logré salir adelante y supere esta gran prueba.
Aprendí que debo escuchar mi cuerpo, dejar atrás todas esas cosas que no te aportan en la vida, aprender a perdonar y no perder la fe nunca, una Experiencia como esta me acerco más a Dios y a mi familia.
Soy Natalia Cleves mamá de Luciana tengo 37 años, estoy casada, estudié Mercadeo y Publicidad actualmente estoy trabajando en TXT Agencia Transmedia, como Directora de cuentas y estrategia me gusta mucho cocinar y disfrutar tiempo en familia.
