Running: mi terapia de sanación…

Running: mi terapia de sanación…

por Pamela Ocampo Grisales

Mi nombre es Pamela Ocampo, y quiero compartirles cómo practicar running o correr se convirtió en mi terapia de sanación, es mi momento de estar presente...

Empecé a correr hace más de 6 años; lo practicaba sólo los fines de semana.  En ese entonces vivía en Bogotá, y no sabía mucho sobre ese deporte. Lo hacía más cómo un entreno más en mi rutina de ejercicios… sin embargo cuando salía a correr los domingos en la mañana, y poder sentir mis movimientos, mis pensamientos tan claros, era como si estuvieran en una pantalla; era algo que me sorprendía. Quería seguir practicándolo, pero el tiempo en semana en una ciudad tan caótica como Bogotá, donde salir a las 4 am a correr, y estar en camino al trabajo a las 5:30 am es imposible... bueno para mí en ese momento ...

Por circunstancias de la vida, me mudé a la ciudad de Barranquilla. Y ahí la cosa cambió, esta ciudad es otro cuento...

Averigüé grupos de running. Una amiga que vive en la ciudad estaba en uno y ahí todo cambió. Contagiarte por todo lo que envuelve esta práctica es algo increíble, los temas de conversación se convirtieron, en tiempos de carrera, tenis de correr, técnica de carrera y demás términos que poco a poco me envolvieron. Pero detrás de todo eso, correr se convirtió para mí en una terapia de sanación.

Ver esta práctica desde la perspectiva de Sanación, es algo increíble, porque es experimentar estar presente en todo momento, es estar en el aquí y en el ahora, es ser consciente de tu respiración, de cómo mueves los brazos, de cuando debes tomar agua y de qué manera, cómo está tu postura. Bueno una de las formas como me refiero al correr,   es una práctica de meditación activa[1]  donde tus sentidos, tu mente y cuerpo están enfocados, coordinados, engranados para  correr; donde te conoces plenamente y llegas comprender lo poderosa que puedes llegar a ser si tomas la decisión de ir por más.

Corriendo he tenido la claridad de ver las situaciones de la vida diaria con otros ojos.

Correr me ha enseñado a ser disciplinada, pero a la vez compasiva conmigo misma, no solo es preparación física para una carrera, también es un entrenamiento mental, donde te das cuenta que no todo se puede controlar...y así es la vida…no tenemos el control.

En la vida diaria, se tiene una meta determinada en alguna circunstancia ... se tiene la preparación intelectual, monetaria, o familiar, pero por alguna razón las cosas no se dan...y ahí cambia el proceso para conseguir lo que se desea, para llegar a esa meta. Se presentan dos caminos: el primero es desistir, darte por vencido y   pelear con el mundo siendo tú la víctima;  o el otro camino es seguir a pensar que el proceso o el camino para llegar a tu meta, cambió.  Eso pasa cuando corres.

Para competir en una carrera debes entrenar de 2 a 4 meses dependiendo de la distancia. Debe haber una preparación física tanto de fortalecimiento como de resistencia. Para eso se recomienda tener un entrenador el cual te planifica tus entrenamientos…sigues al pie de la letra todo, durante el tiempo de entrenamiento, alimentación, descanso, ejercicios. Pero llega el día de la carrera, ahí pueden pasar dos cosas. Físicamente estás preparado porqué el proceso de entrenar lo realizaste con responsabilidad, mentalmente está lúcido y todas las otras variantes como clima, hidratación, acompañamiento están al 100%. el resultado de la carrera es como lo planeaste, como lo visualizas, mejoraste tus tiempos… tu carrera perfecta.

La otra opción es que alguna de las variantes que no puedes controlar falle, puede pasar que tú mente ese día no asimile de la mejor manera esa alteración de la variante, como ese día no dormiste bien, el clima no fue favorable, o no hubo buena hidratación. Puedes decir en medio de la carrera no puedo, salir de la carrera y no terminarla;  o simplemente sigues a pesar de lo que no puedes controlar aceptando con amor y compasión cualquier resultado, llegando a la meta con los brazos abiertos y agradeciendo que sí la terminaste, que lo hiciste a pesar de todo contratiempo que pudo haberse presentado, lo que se llama resiliencia, y que te hace crecer por encontrar eso en ti que es capaz de adaptarse y salir adelante. Por ese y muchos más motivos; correr  para mí es una forma de aprender  de aceptación, cuando aceptas que no todo lo puedes controlar, el peso de las circunstancias cambia y se vuelve más ligero.

Corriendo me he encontrado con todos mis otros avatares y ahí hemos sido un solo ser. Ese ser que tiene una dirección, que lo anhela con el alma, que es disciplinada con el proceso y que entiende que la carrera ya la tienes ... solo es una medalla y que acepta el resultado a pesar de qué hay días de no querer moverme, a pesar de que el clima no ayuda, a pensar que hay días en que la mente te auto sabotea… ahí la compasión y la determinación son protagonistas. Yo soy la protagonista y mi vida como esta carrera está en mis manos.

Correr me sana y me salva cada día…

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